Mensaje Pre-Navideño: Lo Que Es Mío, Es Tuyo

Nos gustaría destacar el libro de Rachel Bostman “What’s Mine is Yours” que resumimos a continuación. Puede ser una reflexión interesante de cara a las compras navideñas.

El car sharing puede que sea relativamente nuevo para muchos de nosotros, pero todos experimentamos el “sharing”, el “compartir” desde hace muchos años.

El car sharing como lo estamos viviendo ahora es local, pero este modo de colaboración lo llevamos a cabo desde hace años a través de Internet, y cada vez en más ámbitos de la sociedad.

A diario compartir archivos online (Flickr), información (wikipedia) o formamos parte de grupos, de redes (facebook). Ahora el compartir y la colaboración se lleva a cabo en una escala distinta, impensable antes, creando una cultura y una economía de “lo que es mío, es tuyo”. Cada vez oímos más y más historias en este sentido. Y esto es lo que Rachel Bostman ha llamado: Consumo Colaborativo. La raíz, siguen siendo las tecnologías y los comportamientos de las redes sociales en la red.

El Consumo Colaborativo está cada vez más presente haciendo a los ciudadanos más activos. La tecnología ha tenido por supuesto un papel muy importante, permitiendo que miles de personas tengan acceso a productos y servicios que no poseen y así ahorrar dinero, tiempo y espacio. El hiper consumo no es inteligente.

El Consumo colaborativo no es una tendencia nicho y tampoco es una reacción a la crisis global financiera del 2008. Es un movimiento con millones de personas participando desde todos los rincones del mundo (algunos sin darse cuenta si quiera de que forman parte de este nuevo tipo de consumo).

La autora Rachel Bostman ilustra esta fuerte tendencia con algunos ejemplos:

- bike sharing (más de 500 000 viajes en sus primeras 6 semanas de actividad del Barclays Cycle Hire de Londres)

- los préstamos online (la empresa del Reino Unido, Zopa, hizo 35,5 millones de libras en 5º año, más que sus previos 4 años anteriores (sus miembros se han prestado hasta 100 mill de libras entre ellos)

- CouchSurfing, una empresa que conecta viajeros de más de 235 países y territorios.

Dato curioso: en medio de la crisis global financiera, cuando el gobierno americano estaba rescatando a los 3 grandes fabricantes de coches americanos: el número de socios de car sharing en EEUU incrementó un 51,5%!! Se estima que en el 2015 habrá 4,4 millones de usuarios en EEUU y 5,5 millones en Europa.

En efecto este tipo de consumo es como una bola de nieve. Casi todas las empresas que la autora explora en su libro generan ya beneficios. Las más estables, generan ya millones (Netflix: 359,6$ y Zipcar: 130$ en 2009)

Todo empezó online, compartiendo fotos, archivos, videos y conocimimiento y ahora hemos llegado a un punto de inflexión donde empezamos a aplicar los mismos principios colaborativos y comportamientos de compartir en otras áreas físicas de nuestra vida diaria.

Este tipo de consumo colaborativo no significa tener que elegir entre compartir o poseer. En el futuro, la mayoría de nosotros tendrá ambos pies en cada lado. Seguirá habiendo un consumo tradicional que compaginemos con un consumo colaborativo, inteligente. No se trata de una comunidad de hippies que abren sus casas y comparten todo, al contrario hay todo un sistema detrás de este modelo de consumo donde la gente comparte recursos sin interponer su libertad personal o sacrificando su estilo de vida.

El detonante de este cambio en la manera de consumir lo resume muy bien Thomas Friedman en un artículo para el New York Times: “2008 fue cuando nos chocamos contra el muro, cuando la Madre Naturaleza y el mercado, ambos dijeron: NO MÁS”

Desde 1980 hemos consumido un tercio de los recursos del Planeta (selvas, peces, minerales naturales, metales y otras materias primas).

Antes se pensaba que una economía productiva demandaba un consumismo innato como modelo de vida, que el comprar se convirtiera en un ritual y que encontráramos satisfacción espiritual y personal en el consumo.

Y somos inconscientes del impacto de este tipo de consumo que nos impide incluso decidir qué comprar o qué no comprar debido a nuestros hábitos, rutinas, normas sociales y valores culturales que nos encierran dentro de comportamientos insostenibles. La auto-gratificación es más importante y tentadora que el impacto de nuestras acciones tendrá en los próximos años (por ejemplo, consumir agua embotellada).

Una pregunta: ¿habéis comprado algo alguna vez que nunca hayáis usado o rara vez usado? Los australianos gastan de media 10,8 billones AUD en productos que no utilizan! Ahora incluso alquilamos espacio para almacenar cosas que no usamos casi nunca. Y cuanto más espacio, más queremos comprar. Y los desperdicios de todo esto acaban en el vertedero del Pacífico (al lado de Japón) fuera de nuestra vista, donde no nos molesta.

Si consideramos que de media cada persona ve al día más de 3000 mensajes de anuncios, no es sorprendente que nos sintamos atraídos por lo nuevo y el deseo de querer más. Somos parte de un sistema que ha convertido nuestros deseos en necesidades y en hábitos de nuestro día a día.

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