Los coches eléctricos son sin duda la opción más sostenible de movilidad en lo que al vehículo privado se refiere. No es que estén muy de moda todavía: unos precios aún elevados, la escasez de puntos de recarga, y una tecnología aún en desarrollo, disuade a más de un conductor comprometido con el medio ambiente de dar el paso y adquirir un vehículo no contaminante.
Esta tendencia debe ir a menos, y algún día el coche eléctrico será una verdad asequible y generalizada. Mientras tanto, hay quien va un paso por delante y piensa en la gestión de residuos procedentes de estos vehículos, que pueden contaminar todo lo que el vehículo se ha ahorrado si no son tratados con diligencia.
Nos referimos a las baterías, que actualmente tienen una vida media de cinco a ocho años para su uso en un coche. Pasado este tiempo, todavía conservan cerca del ochenta por ciento de su capacidad de carga y descarga, pero ya no son validas para las exigencias del automóvil. Actualmente se desechan, y solo se reciclan algunos de sus materiales.
El centro de investigación vasco IK4-IKERLAN se ha convertido en pionero en desarrollar un proyecto orientado a la gestión de las baterías de los vehículos eléctricos. Su objetivo es, además de mejorar las baterías para hacerlas cada vez más eficientes, aprovechar su capacidad de almacenamiento dándoles una segunda vida como acumuladores para energías renovables. De esta forma, el vehículo eléctrico estaría más cerca aún de ser la opción definitiva de movilidad, si sus “residuos” fuesen un aporte eficaz para el desarrollo de energías limpias.
La importancia de desarrollar acumuladores de energía limpia es básica por su asentamiento y desarrollo definitivo, ya que actualmente el almacenamiento es el principal problema que presentan, por ejemplo, las placas fotovoltaicas: no producen energía cuando se necesita, sino cuando hace sol, siendo la energía volcada a la red cuando se produce, sin poder guardarse para adaptarse a los tiempos de la demanda.El proyecto, titulado “Batteries 2020” se pondrá en marcha en el mes de septiembre, y con él Europa pretende ser pionera en el diseño de estrategias para el aprovechamiento en una segunda vida del potencial de las baterías que ya no son útiles para los vehículos. La iniciativa ha sido dotada con un presupuesto de ocho millones de euros, financiados en parte por la Unión Europea, y será coordinado desde España por el centro de investigación vasco.
El coche eléctrico debe aparecer desde ya en el horizonte ciudadano como el futuro de la movilidad, por ello desde respiro aplaudimos iniciativas como ésta, que va un paso por delante de la generalización del vehículo eléctrico para que, cuando ésta se de, ya podamos reutilizar sus baterías para el desarrollo de la energía limpia. Nosotros mismos hemos implementado recientemente nuestra flota con un vehículo cien por cien eléctrico, un flamante Nissan Leaf que os está esperando para haceros sentir una conducción nueva y mucho más responsable con el medio ambiente. ¿Quieres probarlo? Únete a Respiro.