La actual crisis económica ha obligado a las organizaciones a potenciar sinergias de colaboración que refuercen las posibilidades de todas las partes implicadas. Por ello las relaciones entre empresa y ONG se ven potenciadas ante los recortes en materia de subvenciones: las primeras se convierten en altavoz de las segundas, y éstas van perdiendo sus reticencias a colaborar con el sector empresarial.
Y es que las colaboraciones entre el sector empresarial y el Tercer Sector no son tan incompatibles como las pintan. La empresa es cada vez más consciente de la Responsabilidad Social que conlleva su actividad, y canalizarla a través de colaboraciones con ONG que trabajen algún tema afín a la propia filosofía se está convirtiendo en una iniciativa cada vez más explorada, y basada en el beneficio mutuo, no en la simple caridad.
Por otra parte, las ONG atraviesan momentos difíciles en tanto a que cada vez es más complicado hacerse con una subvención. Sus relaciones con la Administración se recrudecen a la vez que la empresa se acerca a ellos buscando dar salida a la mencionada Responsabilidad Social que poco a poco deja de ser una opción para ser una exigencia de los consumidores.
Una sociedad de ciudadanos cada vez más comprometidos con las diferentes problemáticas que les afectan, y piden cada vez con más frecuencia que las empresas se posiciones con valores solidarios, necesita conexiones cada vez más sólidas entre todos los sectores de actividad.
Aunque continúan siendo una opción muy válida, los tipos de colaboración se diversifican más allá de la típica donación económica. Además, en ocasiones son los propios empleados de la empresa los que cuentan con inquietudes solidarias y así las hacen llegar a la empresa que sepa reconocerlas: Deloitte es un ejemplo de ello, consultando a sus empleados sobre la problemática con la que en conjunto estaban más sensibilizados, decidieron colaborar estrechamente en temas de ayuda a la infancia, hasta el punto de financiar viajes de empleados dispuestos a implicarse en los proyectos de acción de la ONG en primera persona y en el terreno.
Es cierto que las ONG tienen la última palabra. Muchas discriminan a algunos sectores empresariales de cara a colaboraciones o a recibir donaciones por su parte, como pasa con empresas relacionadas con alcohol, tabaco, armas o incluso el sector de artículos de lujo. Y es que las empresas han de ser conscientes de que la Responsabilidad Social comienza en la naturaleza de su actividad empresarial, en la idea primigenia de una empresa.
No se trata de usar una ONG para maquillar la imagen de una empresa, sino de colaborar para beneficiar a una causa justa a la vez que se responde a la necesidad creciente del consumidor –y de los propios integrantes de la empresa-de ver un trasfondo solidario en su consumo cotidiano.
Desde Respiro alentamos a que éstas colaboraciones continúen reforzándose. Creemos en un futuro donde la empresa se posiciones abiertamente en términos solidarios y así lo hacemos: nuestro compromiso con el respeto al medio ambiente y a la reducción de nuestro impacto ambiental están la base misma de nuestra actividad empresarial. A l igual que muchas ONG estamos convencidos de que trabajando en la misma dirección podemos convertir el mundo en un lugar mejor y más habitable.
Puesto que nuestra actividad implica al sector medio ambiental, no dudamos en adscribirnos a las campañas que velan por la recuperación del planeta, como la Hora del Planeta de WWF, con la que colaboramos. No obstante, hay otras causas que nos parecen igualmente justas como la infancia. A través de Unicef nos hemos implicado en otras acciones como la campaña ‘Cuempledías’, además de ayudar a la organización a través de nuestro servicio de Car Sharing a proporcionar una movilidad más sostenible y ecológica entre sus voluntarios y trabajadores. Las posibilidades de colaboración son diversas, y todas las partes colaboradoras resultan beneficiadas.
